Cobardes

(Petición de Lydia con las palabras clave: Espejo, disfraz y máscara. Gracias como siempre por tu apoyo , te quiero mucho. Como siempre espero que te guste. A veces me siento a escribir con la denuncia e indignación como banderas). Una historia de injusticia e inhumana. Un cuento sobre los valores denigrados hasta el subsuelo. Un relato sobre la locura del poder y el odio hacia el diferente. La guerra es cruel y hace crueles a las personas. Las ordenes de los que ostentan el poder también. Él no eligió su tarea y todos los días al llegar a su habitación se quitaba su disfraz de soldado y se echaba a llorar. Su batallón, lejos del frente, recogía los escombros de la vergüenza y su humanidad no podía disimular más su indignación. No cogió un arma desde que terminó la instrucción, no hacían falta, sus armas eran unos guantes de goma y un estómago a prueba de bombas. No cenó, como todas las noches desde que llegó allí, con los rostros contraídos e inertes de aquellas personas en su mente y el olor de la carne quemada en su nariz. Se echo en la cama a intentar dormir con miles de remordimientos infundados, no deseados ni elegidos. Al día siguiente la misma rutina de gesto apático y triste mientras desayunaba, pero era diferente, superior. Al pasar por el espejo de la entrada antes de salir se paró. No se reconocía, pero no por su cara, si no por su rol en esta locura. Salió del cuarto con una sensación extraña, más de lo habitual y ganas de hacer algo al respecto. Sus compañeros con fusiles y pistolas acorralaron al enemigo y les obligaron a entrar en el hermético campo de batalla. Él, después de no pensarlo demasiado, entró también tras ellos. Miró a su alrededor mientras el ataque les fulminaba poco a poco y al ver las caras de terror y sufrimiento de sus contrarios se rindió del todo. No quería seguir participando de esa absurda lucha y quitó de su rostro la mascara de gas. Así terminaría con el sufrimiento de su moral y dignidad moribundas, con sus ídolos y mandatarios demonizados y desplazados a las más profundas cloacas. La brutalidad que contemplaba todos los días se le hizo insoportable y puso fin a su calvario. Fue quemado como todos los demás, como cualquier otro enemigo, por su cobardía y su traición. Le quemaron sus compañeros, los más cobardes y traicioneros. 

Vengados por el desprecio

(Petición de Esperanza con las palabras clave: Herrumbre, sopanda y eureka. Desde la biblioteca publica de Collado Villalba, ya que hasta la próxima semana no tengo ni wifi ni teléfono. Digo esto para que entiendas la tardanza. Como siempre lo que me sugieren las palabras. Este relato ya lo escribió la historia, solo pongo una reflexión de las mías, como siempre jejeje. Espero sea de tu agrado, ya me dirás. ) Se encontraban aislados, encarcelados en el fondo de una mazmorra húmeda y oscura. Prisioneros de guerra, más bien robados de sus familias apenas adolescentes. Los dos últimos años los pasaron haciendo todas las tareas desagradables y sucias del mantenimiento del palacete. Nada más salir el sol eran despertados y alimentados con algo de pan mohoso y un poco de leche de cabra mezclada con agua. No difería mucho de las otras dos comidas que les daban. A veces al medio día les daban algo de carne o pescado, si les sobraba a los demás, perros y gatos incluidos. Una mañana el guarda que les iba a levantar les trajo el desayuno, pero les dijo que de momento no tendrían que trabajar. La primera vez desde que fueron recluidos que no tendrían que realizar sus tareas. El guarda se sentó frente a ellos entre toses y con unas extrañas rojeces en la piel. Gracias a los años compartidos, a pesar de sus diferentes posiciones, Tenían cierta confianza y le preguntaron. " ¿ Estás enfermo ? Manda a otro que haga tu trabajo ". " Todos están enfermos. ( Toses ) Incluso el Conde y sus médicos ". Pensaron que era cuestión de tiempo que ellos también cayeran en la enfermedad. El soldado se levantó tras descansar. " Esperemos que solo sea una intoxicación del agua o de la comida. Se habla que la fiebre negra ha matado a muchas personas en vuestro país ". Luego se fue dejando en los chicos un vacío que llenaron de ideas sobre lo que pasaba y sobre lo que podía pasar. Estuvieron esperando pacientemente a que llegara la hora de la comida y nuevas noticias. Llegó el medio día y nadie apareció. Solo escuchaban de fondo sonido de carros y algunos llantos desconsolados. " No han venido a darnos la comida. Si no vienen esta noche habrá que pensar en escapar ". Ya no era el miedo a la enfermedad lo que les tenía preocupados, si no el hecho de haberse quedado allí encerrados y morir de hambre. No esperaron a la noche y empezaron a buscar la salida. Dos años en aquellas pequeñas estancias les dieron tiempo para conocerlas bien. Al ser un castillo antiguo toda la estructura estaba remendada. Las vigas que había sobre las entradas de sus celdas estaban sujetas por unas sopandas de madera ya que se encontraban en muy mal estado. Estás no estaban amarradas, solo sujetaban el peso de la viga. Empezaron a golpearlas con las patas que arrancaron de una de las camas. El gran listón de madera se movía milímetro a milímetro hasta que la viga se empezó a doblar hacia ellos. " Ahora hay que tener cuidado, si no se caerá sobre nosotros. Corre hacia la columna cuando veas que se parte. Así fue como ocurrió. Tuvieron que apartar muchos escombros para llegar a la escalera que les sacaría de allí. Según se acercaban a la salida veían a los vasallos del conde tirados por el suelo, con grandes heridas que supuraban sangre y pus. La mayoría yacían muertos, pero unos pocos aún agonizaban y les pedían ayuda. Ellos les esquivaban por el temor de ser contagiados. Salieron a la explanada donde los cuerpos ya se veían amontonados en grandes pilas. Vieron a los otros esclavos recogiéndolos y llevándolos. Ninguno de ellos manifestaba síntomas de haber contraído la enfermedad. Les dijeron que se detuvieran, que todos los que no enfermaron se habían ido por miedo a una dolorosa muerte y que ya no eran de nadie, les abandonaron. Cogieron víveres y marcharon hacia el bosque para montar un campamento. Pasaron los días y se congratulaban de haber sido liberados de aquel atroz sufrimiento y posterior muerte, achacándolo a alguna intervención divina. Aunque se encontraban a un par de kilómetros de la ciudad y no volvieron por allí por puro miedo, empezaban a necesitar mas comida. La caza no era mucha no fácil y los peces escaseaban en el río, a pesar de que siempre fueron muy numerosos. Algunos de ellos empezaban a sentir debilidad y otros algunos sospechosos síntomas de la terrible plaga. Decidieron volver a por más víveres. Cuando llegaron los único que vieron fue algunos perros alimentándose del los restos de los ciudadanos muertos. Había cientos de hogazas enmohecidas de pan que además era lo único que se podía aprovechar. Metieron todas las que pudieron en unos sacos y marcharon. Les preocupaba mucho que alguno pudiera estar infectado y los sospechosos se alojaron a unos metros, sin mezclarse con ellos. Volvieron a la dieta casi diaria de pan mohoso y agua, con algunas alegrías en forma de pescado o alguna liebre. Curiosamente todos sanaron unos días después y uno de ellos el más espabilado relacionó las circunstancias para entenderlo. " Eureka ". La herrumbre que recubría los panes fue lo que les salvó y fueron a sus ciudades y países de origen a difundir el conocimiento. La recuperación en la natalidad y la sed de venganza obligó a expandirse hacia otras tierras aprovechando la debilidad del país vecino. Uno de estos chicos se hizo soldado y llevaba todas las mañana pan y agua a los prisioneros de batalla. Todo se dio la vuelta gracias a un suceso casual y ahora su nación dominaba en aquella región. La mejor arma que encontraron para luchar con su enemigo, fue el deprecio que ellos les hicieron.

Bolras Cap. 24º

Nada más cerrar el portón los jinetes se dividieron en dos y dieron la vuelta sobre si mismos. Volvieron a la posición inicial y se detuvieron. No entendíamos ninguno que es lo que pretendían, pensábamos que el ataque sería ya. Sonaron de nuevo los tambores y de fondo se escuchaba el sonido de las espadas golpeando y gritos de dolor que provenían de la muralla sur. Un paisano gritó. “ ¡ Hay que ayudar a los compañeros, ¿ Por qué no hacemos nada ? ! “ Esto siguió a un murmullo inconformista y Tony habló para calmarles. “ ¡ Si dejamos de defender el portón entraran con sus caballos y no podremos detenerles. Destruirán hasta la última señal de Bolras. Aguantad, os lo pido ! “. Aún así ninguno de nosotros estaba tranquilo ni sabía que estaba pasando. Alexauron se acercó por mi espalda y me susurro al oído. “ Ferny, tu misión a partir de hoy será otra “. Se dio cuenta de la inmensa preocupación que tenía por mis compañeros y agarró mi cabeza con sus manos. “ Ayúdales a luchar “. Otro destello me nubló la mente y pude ver la lucha como si estuviera allí mismo. Vi un soldado que tenía sujeto sobre el suelo a Jolu tras la muralla y a Miry a su espalda acabando con otro. Pensé en alto o al menos lo pensé. “ ¡ Miry, ayuda a Jolu, a tu espalda ! “. Para mi sorpresa Miry se giró, agarró de los pelos al soldado y le degolló. Luego ayudó a Jolu a levantarse y miró hacia los lados, seguramente buscándome. “ ¡ Sigue, lucha ! “. Fue corriendo al huerto donde la batalla se estaba realizando, Jolu la siguió. Mi visión se elevó sobre la muralla y vi al resto. Un par de los chicos ya yacían muertos en el suelo y los demás continuaban luchando contra un batallón bastante más numeroso. Un silbido me distrajo de mi trance. Una gran roca cayó a pocos metros de mi y fue rodando hasta derribar una de las casas. “ ¡ Catapultas ! “. Otra golpeó la muralla e hizo un gran agujero. Tony: “ Ferny, estamos perdidos “. El siguiente silbido nos hizo levantar la cabeza y vimos otra enorme roca que iba directa hacia el portón. Alexauron dirigió su brazo hacia ella con la palma de la mano abierta y la desvió hacia el llano. Casi nos estaban obligando a salir o acercarnos al lago dejando así la muralla desprotegida. Si conseguían abrir mas huecos en nuestro rustico muro, podrían saltar el foso con los caballos sin problemas. El primer avance fue para tenernos juntos en una zona y podernos aniquilar. Con el brujo defendiéndonos intente volver a mi trance para ayudar a mis amigos. No me costó mucho ya que mis ganas de ayudar eran grandes y también por esa cualidad que tenía de ponerme en el lugar de los demás. Me puse tras las lineas enemigas y descubrí a varios arqueros que esperaban por si perdía la infantería. También en ese momento supe que podía hablar a varios a la vez, a Sefy, Korde y Lyca. “ Atravesar las lineas e id a la acequia entre los sembrados “. Korde y Sefy terminaron de estoquear a sus contrincantes y empezaron a correr y gritar con las armas dando vueltas sobre su cabeza, entre los enemigos. Lyca extrañado, se quedó parado unos segundos y luego les siguió. Algunos de los soldados siguieron a los hermanos circunstancia que aprovechó Lyca para ir matándolos por la espalda según se acercaba a ellos. Cuando estaban apunto de llegar un fuerte golpe en mi cabeza y un zumbido me sacaron de nuevo. Otra roca golpeó el muro a nuestra izquierda y un trozo de él golpeó mi cabeza. Notaba como la sangre caía por mi sien y entraba en mi oído. Vi frente a mi a Virgy tumbada en el suelo y dolorida agarrándose la pierna. Alexauron desviaba todas las que apuntaban al portón, pero las que se alejaban de su radio de acción estaban destrozando el muro y las viviendas. Vi a Lydi arrodillada llorando junto al cuerpo inerte de Jun. Varias personas ya fueron golpeadas por las rocas y todos se concentraron alrededor del brujo. Alexauron cada vez reaccionaba más despacio y su brazo poco a poco empezó a temblar. Me interesé por el estado de mi mujer y llamé a Tomy. “ Tony, aún queda un paquete de Doly “. “ Si, aquí a mi espalda está “. “ Solo tu puedes hacerlo. Coge al mejor caballo y sal por la entrada norte. Bordea el bosque, los arqueros están demasiado lejos para alcanzarte cuando tengas las catapultas a tiro. Solo tenemos una oportunidad. Confiamos en ti “. Salió a la carrera a por su montura y se llevó una antorcha encendida. “ Alexauron no aguantará mucho más, parte ya “. Tony salió al galope con nuestras esperanzas. La imagen del brujo se hacía más preocupante y eso me impedía concentrarme para ayudar a los otros. Cada vez había más huecos en el muro y más heridos por el suelo. Las rocas que desviaba ya no iban solo hacia la explanada, una de ellas cayo sobre el almacén. Podíamos escuchar los quejidos de dolor de los animales que guardamos allí para protegerlos de la batalla. Al mirar hacia el almacén vi como los chicos regresaban. Una roca cayó en su dirección haciendo que saltaran hacia los lados. Les hice un gesto para que se quedaran allí de momento. Aquí no hacían falta más mártires. Calculé lo que podría tardar Tony en realizar su misión y si las fuerzas del brujo aguantarían hasta ese momento. Solo era cuestión de que acertara, él si aparecía en mis sueños. Vi como el capitán de los jinetes empezaba a pasear por delante de la formación levantando su arma, haciendo que los demás también lo hicieran. Los gritos al unísono de todos ellos se escuchaba entre los silbidos y golpeos de las rocas. Los gritos de dolor y el miedo se sentían con fuerza. Se notaba que la moral de nuestra gente estaba decayendo. “ Esperemos que Tony acierte con esa flecha “.

Su misión

(Petición de Ana Flugelazoo con las palabras clave: Melancolía mar y despistada. Bueno me he centrado más en una de las palabras, pero como sabes ......pues lo que me sale y me sugieren. Espero que te guste, un saludo y gracias por todo.) “ ¡ Señorita, señorita ! “. Se dio la vuelta porque algo le decía que era a ella. El camarero del restaurante se acercó con la bolsa de la compra. “ Muchas gracias. Soy muy despistada “. Y le sonrió. “ Ha tenido suerte. Aquí en el paseo marítimo hay mucho ratero y oportunista “. Le entregó la bolsa y ella marchó, como siempre, reprochándose esta peligrosa cualidad. Con melancolía recordaba sus momentos infantiles y juveniles, sin olvidar que desde pequeña ya sus despistes le costaron disgustos, perdidas y más de un mal entendido. Al hacerse mayor pudo corregir algunas cosas, pero eso no evitó, ahora que vivía sola, estar apunto de quemar la cocina más de una vez y sobre todo dejarse las llaves dentro. Cuando salía a la calle pensaba casi en todo momento si se dejó algo encendido o abierto y eso provocaba más despistes. Cruzó la calle para sentarse en una banco bien situado a la sombra de un árbol y mirando al mar. La brisa le refrescaba la cara, el olor húmedo y salado que traía le impulsaba a cerrar los ojos y soñar. Le encantaba hacerlo mientras a su espalda sonaban los vehículos pasaban, el cacharreo y las comandas de los restaurantes, las conversaciones de los clientes en la terraza y alguna que otra sirena. A su frente el sonido típico de cualquier playa con las olas rompiendo en la arena de fondo. Por eso vino aquí junto al mar. Pensó que alejada de su entorno encontraría su equilibrio y parece que poco a poco iba funcionando. Además le encantaba el mar y el buen tiempo casi perpetuo de la zona. Cuando propuso a sus padres ir lejos a trabajar, estos le ayudaron hablando con un antiguo amigo de la familia. Su padre le conoció en su trabajo y ambos pasado el tiempo montaron sus propias empresas. Ella había trabajado ya casi un año con su padre con lo que además contaba con experiencia. La respuesta fue positiva y ella marchó a la costa, ayudando también a la economía familiar. La empresa de su padre estaba sufriendo circunstancias desafortunadas que hicieron frenar su progresión y su marcha suponía un sueldo menos y seguir teniendo a su hija con trabajo. Abrió los ojos cuando notó que el calor a su alrededor descendía y el viento se volvió más fuerte y fresco. Unas enormes nubes se acercaban amenazando tormenta. Fue a su casa y guardó la compra, preparada para disfrutar de los dos días de vacaciones que le quedaban. Recordó que una de las razones por la que salió de casa era revisar el buzón, como no, se le olvidó. Bajó al portal y recogió el correo. Lo dejó encima de la mesa del salón y fue a la cocina a por un refresco. El teléfono sonó en su bolso que estaba en el salón. Intentó soltar lo que tenía en las manos con cuidado y corrió a por él. Mientras lo buscaba en aquel amasijo de cosas dejó de sonar, un segundo después lo encontró. Era su padre que le dejó un mensaje. En él decía los bien que iba la empresa. La gran cantidad de nuevos clientes e ingresos que estaban teniendo desde que ella marchó. También le explicaba que no hacía falta que volviera ya que habían contratado a tres personas más para cubrir el trabajo y que entendían que quisiera ser independiente. Además le aviso de un ingreso importante en su cuenta para que viajara y se estableciera en otra ciudad un poco más al norte por la costa, donde trabajaría con otro gran amigo de la familia. Sentenció con un: “ Esa es tu misión “. No entendió muy bien que quería decir, ella estaba muy bien en su trabajo y nunca recibió queja. Sabía concentrarse en su tarea para evitar sus famosos despistes. Llamó a su padre para que le explicara bien y comunicaba. Cogió el correo de nuevo para revisarlo y encontró una carta de los abogados de su empresa donde le explicaban la quiebra total y le citaban para llegar a un acuerdo sobre su liquidación. Era normal que su padre ya lo supiera, son amigos íntimos, pero en su cabeza todo empezó a encajar. Volvió a recordar infinidad de momentos de su vida y lo unió a las circunstancias actuales. Ya entendió su misión. Ella no era despistada, era gafe.

Sobrevivir a un sueño

( Petición de Vanessa con las palabras clave: Sueño, coraje y cama. A mi me parece que está muy bien, ya me dirás que piensas jeje Un saludo.) El sueño de los últimos días le situaba en una gran batalla, espada y escudo en mano, un casco emplumado y el enemigo enfrente. Cuando iba a empezar a luchar, el sonido del despertador, las ganas de orinar o algún movimiento de su mujer, hacían que se despertara. Él en todos los sueños se dirigía hacia los contrarios sin pensarlo, mostrando un gran arrojo y eso le provocaba curiosidad por saber el desenlace. Un viernes por la noche, aprovechando que no tenía que trabajar al día siguiente, tomó unas pastillas, quizás mas de la cuenta. Le explicó su plan a ella para que estuviera pendiente, por si algo ocurría. Ella accedió, pero no prometió no quedarse profundamente dormida también. Tomo un par de vasos de leche para asegurarse aún más es sueño y se metió en la cama en silencio y a oscuras. Aunque tomó las pastillas, aún no veía claro que pasaría. Había escuchado que si te mueres en un sueño, mueres de verdad. Eso le tenía inquieto a pesar de su convencimiento. Tardó en dormirse, pero todo empezó. Todos los sueños empezaban mientras terminaba de equiparse. El ejército enemigo estaba posicionado frente al poblado. Tenían que detenerlos si entraran quemarían todo, asesinarían y violarían a mujeres y niños. Armados de valor cargaron contra ellos, pero antes de alcanzar el objetivo escucharon gritos a su espalda. Pudo ver como un soldado se abalanzaba sobre su mujer con la espada alzada. Cuando quiso socorrerla sintió un golpe en a cabeza y luego de caer al suelo fue estoqueado varias veces. La siguiente imagen tras un fundido en negro, fueron las copas de los árboles, las nubes y el sol, mientras su cuerpo traqueteaba sobre aquel carro. Una hermosa doncella terminaba de vendar sus heridas y él se la quedó mirando alucinado. Vio como mataban a su mujer y en ese momento lo recordó. Preguntó por ella y no le supieron decir. La doncella le calmó explicándole la gravedad de sus heridas y las pocas posibilidades de que estuviera con vida. “ Los mataron a todos, tu eres de los pocos que rescatamos con vida “. Venían del castillo cercano para ayudar, pero llegaron tarde. Al final solo vinieron a ver la destrucción total del poblado. Los días pasaron y cada vez sentía menos dolor en sus heridas. Se hizo muy amigo de su cuidadora y pasado el tiempo empezaron a intimar. Él seguía recordando a su Maria, aún siendo muy feliz con su nueva pareja. Más tarde empezó a olvidar su antigua vida con ella y sus dos hijos en aquella cabaña. Pero los soldados del rey recuperaron las tierras y pudo volver con su nueva mujer y sus dos nuevos hijos. Construyó otra cabaña, en el mismo sitio donde estaban las cenizas de la otra y continuó la vida que nunca tuvo que perder. Destrozada aquel maldito día en que asaltaron su casa. El mismo día en que su mujer e hijos murieron apuñalados solo por algunas joyas y dinero. El mismo día en que empezó su nueva vida postrado en una cama. No murió en el sueño, sigue vivo.

Bolras Cap. 23º

Repasé con la mirada los rostros de mis amigos y rabia e ira era todo lo que percibía. Mientras el ejército del rey se preparaba de nuevo para cargar intentábamos recoger la mayor cantidad de cuerpos de nuestro paisanos muertos. Los heridos se encontraban ya en el centro del poblado siendo atendidos por los médicos y varias voluntarias que hacían las veces de enfermeras. Todos se apresuraban con la recogida esperando el cambio de ritmo de la banda que indicaría el ataque. Yo no podía más que observar e intentar utilizar mi mente ya que mi cuerpo no respondía bien. Al estar impedido lo mejor sería que ocupara una posición en alto. Pedí a dos paisanos que me ayudaran a subir al escalón interior de la muralla. Tendría que aguantar el dolor de estar de pie, pero era un sacrificio mínimo viendo las bajas que sufrimos. Terminamos de recoger a nuestros muertos y la musiquilla aún no había cambiado. Pude observar como el nerviosismo se apoderó de todos. Podía ver a Lydia que reprochaba a Jun haberse quedado tras de mi durante la batalla. Ella estaba muy enfadada y gesticulaba con rabia, el solo escuchaba con la mirada en el suelo. Sefy casi se pega con uno de los soldados de Ivan. Este traía sobre el hombre una enorme espada idéntica a la de él. Menos mal que Korde salió al paso, recogió la de Sefy del suelo y se la entregó. Es curioso pero estos dos guerreros que estuvieron a punto de matarse empezaron a hablar jocosamente como si no estuviéramos en medio de una batalla. Lyca se llamaba el soldado y como pudimos saber más adelante su historia era muy parecida a la de Sefy. En esa percepción que me daba el contacto con los magos supuse que sería pieza importante para la libertad de Bolras. Miner que no tenía marido y que fue guerrera tenaz en la batalla, se dedicaba a consolar a las nuevas viudas y viudos, todos ellos ensangrentado y con sus armas preparadas. No había tiempo para solo llorar, había que estar preparados. Silvy y Say empezaron a Hablar con Sefy y Lyca. Jolu y Tony cargaban sus carcaj de flechas y animaban a los arqueros dándoles consejos, indicándoles donde les tenían que disparar a los caballos para que los jinetes cayeran. Miry se acercó a mi, con el mismo gesto que siempre esgrimía, pero al mirarme sonrió. “ ¿ Saldremos de esta verdad ? Yo se que tu lo sabes “. Yo, que había respondido a su sonrisa con otra, me puse serio. “ He tenido sueños sobre el futuro y tu aparecías, el problema es que hay algunos que aún no he visto “. Miry relajó la sonrisa. “ Ya han caído casi cincuenta y esto no ha terminado. Hazte a la idea de que perderemos algún amigo. Tu no, yo cuidaré de ti “. Se dio la vuelta y se marchó. Aunque me sentía seguro tras sus palabras y congratulado porque me consideraba un amigo, no paraba de pensar en las vidas perdidas y en las que perderíamos. Tuve otra de mis visiones. Doly: “ Yo cuidaré de vuestros hijos “. Levanté mi cabeza mirando hacia el sendero que venía por la orilla del lago. Vi acercarse a los que estaban en la cueva y podían coger un arma. Entre ellos estaba Vigy y junto a ella venía Alexauron flotando sobre el suelo. Los chicos le rodearon y le mostraron sus respetos. Virgy vino hasta mi para saludarme con un beso y un largo abrazo. Como yo no podía moverme bien, vinieron hasta mi posición para que nos explicara que hacía allí. Cuando estuvimos reunidos empezó a hablar. “ Necesitaréis de mi ayuda para superar esto. Hemos detectado una gran nobleza en vuestros actos y hemos reconocido la bondad de vuestros espíritus. Haré lo posible para que Bolras prevalezca “. No cabía el gozo en nosotros, y los contenidos sentimientos eufóricos se quedaban en meros gestos. “ Luchad como si yo no estuviera. No puedo garantizaros la vida a todos, no soy omnipotente, pero haré lo que pueda “. En todo ese rato Virgy y yo no deshicimos nuestro abrazo. Todos atendieron a la charla menos Jun, que solo estaba pendiente de Lydi aún enfadada. Tere, que saludó a Korde y luego se unió a las voluntarias para cuidar a los heridos. Silvy que solo tenía ojos para Lyca desde que le conoció y yo que sufrí otro de mis visiones, en las que vi una gran torre caer al suelo y el sol ponerse a su izquierda. No se cuanto tiempo estuve aislado de mi entorno, pero cada vez tardaba menos en interpretar aquellos mensajes. “ Sefy, Korde venid “ Se acercaron sin hacer aspavientos. “Tenemos que cubrir la entrada sur. No me preguntéis como sé que van a atacar por allí, pero lo tengo muy claro . Coged a los que creáis convenientes, la cantidad de soldados que atacarán la desconozco “. Korde: “ No pueden hacer un ataque muy numeroso sin que nos demos cuenta, les estamos viendo. Es solo para dividirnos “. Sefy:” Estoy de acuerdo, ese es su fin. Cogeremos a los mejores y con eso bastará “. Al primer guerrero que llamaron fue a Miry, ella no aceptó hasta que Tony no juro que no se separaría de mi, me dijo que me cuidaría. Los siguiente fueron Jolu, Lyca y otros diez chicos que durante la batalla mostraron destreza con la espada. A penas se habían separado del resto cuando sonaron los cuernos de la atalaya sur. Los que la iban a defender echaron a correr. Tony empezó a gritar a todos que no se movieran de la posición. Los tambores se callaron y el retumbar de las decenas de caballos al trote se empezó a oír. Lo tenían todo planeado, fue como dijo Korde. Un crujido se sintio y al girar la cabeza vi como la atalaya caía y sus dos ocupantes volaban hasta estrellarse contra las rocas. El paso de los caballos empezó poco a poco a ser más rápido y la tensión en todos subió hasta el límite. “ Ordené cerrar las puerta y esperar que se acercaran para acertarles con nuestras flechas. Vigy cogió el arco de uno de nuestros mártires y se puso a mi lado derecho. Solté el arco un momento para cogerle del cuello y besarle otra vez. No sé si será la última, ella no estaba en mis sueños.

LOS MAS LEÍDOS